Cuando nos referimos a “infalibilidad” hablamos
de ser infalible. La infalibilidad es un concepto que emana de las Sagradas
Escrituras. La mayoría de las sectas cristianas niegan la infalibilidad
afirmando que “ningún hombre es infalible”, pero, irónicamente consideran las
predicas de sus lideres como libres de errores. Ellos dicen refiriéndose al
Papa: “ningún hombre es infalible, solo Dios”, y te invitan a sus reuniones
para que escuches la palabra de Dios “sin errores” cayendo en una
contradicción; “si el Papa es falible por ser hombre, entonces, cualquier
hombre es falible incluyendo al líder ó creador de la secta”. Si fueran
congruentes la invitación seria: “ven a la reunión, pero, te advierto que
pueden haber errores doctrinales dado que nosotros decimos que ningún hombres
es infalible”.
Sin hacer una exposición de lo que la Iglesia
Católica habla de la infalibilidad de sucesor de Pedro, prefiero compartir con
el lector los casos de los personajes Bíblicos para que conozcamos dentro de
las Sagradas Escrituras la infalibilidad. En primera, la fiabilidad es una
cualidad atribuida al creador, esto es, que es de fiar, que no hay falla en lo
que habla, ni error ó equivocación. Dios habla a su pueblo por medio de
personas, Dios ha hecho alianzas y promesas con seres humanos que recibieron
una función en la historia de la salvación. Dios creo al hombre con libertad y
albedrío, pero, cuando Dios otorga una promesa ó función es inquebrantable en
lo que promete y otorga. Podemos hablar de Noé, un hombre escogido por Dios
para desempeñar la tarea de construir el arca, Noé fue infalible en el arte de
construir el arca y obrar lo que Dios le pidió. También Abraham que fue llamado
a dejar su morada en Ur de los Caldeos pues Dios le prometió convertirlo en
padre de multitudes, Abraham tuvo debilidades pero completo la tarea. Tenemos
el caso de Moisés que fue llamado por Dios para liberar a Israel de la
esclavitud de Egipto, Moisés fue infalible pues los libero. Otro es Josué,
escogido para llevar a Israel a la tierra prometida de Canaan y no fallo la
misión. Podemos citar la infalibilidad de la promesa sobre David, donde Dios
prometió que su descendiente Salomón edificaría el Templo. Podemos citar muchos
casos más: la infalibilidad en la misión de la tribu de Juda pues de esta tribu
vendría el Mesías, la infalibilidad de Maria en su misión virginal para traer
al Mesías al mundo, la infalibilidad de José en su misión al librar a su
familia en la persecución desatada por Herodes. La historia de la salvación
esta repleta de personajes que en lo cotidiano pueden cometer errores, tener
debilidades, pero que en el fondo completan la misión para la cual fueron
llamados.
Cristo llamo a los Apóstoles, estableció la
Iglesia y les dio la misión de evangelizar dándoles autonomía, afirmándoles que
el Espíritu Santo los instruiría en la verdad. El Apóstol Pedro recibe de
Cristo la misión de ser pastor de la Iglesia, el pastor es el obrero que lleva
la vara para guiar el rebaño. En una ocasión, un testigo de Jehová me dijo: “en
la Biblia, el Apóstol San Pablo corrigió a San Pedro en el tema de las leyes de
Moisés…”, mi respuesta aquel creyente fue: “Yo quisiera que todos los que se
dicen lectores de la Biblia siguieran el ejemplo de San Pablo y se
entrevistaran con el sucesor de San Pedro exponiendo sus motivos, pues, estoy
convencido de que si en algo tienen razón, el Papa al igual que San Pedro guiara
al rebaño a la Verdad librándonos del error, pero, si estos están en un error,
el sucesor de San Pedro los guiara a la Verdad librándolos del error”. Interesante
esta platica entre San Pablo y San Pedro con respecto a las leyes de Moisés, el
primero expone al segundo que la ley Mosaica no debe inculcarse en la Nueva
Alianza, pues, para San Pablo el cristianismo no es un judaísmo cristianizado, el
segundo en su infalibilidad confirma la creencia del primero; “estas en lo
correcto”. Guiados por el Espíritu Santo el primer concilio de la Iglesia, con
un sínodo apostólico presidido por el obispo Santiago en comunión con San Pedro
decreto abolir la ley de Moisés, y así la Iglesia avanzo en su peregrinar.