“El que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí,
sería mejor para él que le ataran al cuello una gran piedra de moler y lo
echaran al mar.” (S. Marcos 9,42). Con el respeto que me merece la Iglesia y Dios,
utilizó este pasaje para mostrar que hasta el suicidio puede justificarse con
una mala interpretación de la biblia.
Esto lo mencionó porque esta semana tuve la oportunidad de
revisar el libro “El suicidio”, escrito por el sociólogo y filósofo francés,
Émile Durkheim. Dicho material es un pilar de referencia en el estudio moderno
de las sociedades. El aporte del libro a la ciencia fue contabilizar y agrupar
los suicidios en distintas regiones de Europa a finales del siglo XIX, y en
base a estadísticas emitir juicios y conclusiones.
El resultado de la investigación mostró que el suicidio tiene
tasas más altas en países protestantes que en países católicos. Contrario a lo
que uno podría llegar a creer –leer la biblia es mejor que no leerla- el
estudio científico de Durkheim parece justificar lo contrario: es preferible no
leer la biblia si la interpretación es errónea. Esto me hace recordar el dicho
de un rabino: “hace más daño a la humanidad el hombre que conoce la biblia a la
mitad, que aquel que la desconoce”.
La investigación utilizó muestras en sociedades católicas como
España, Portugal e Italia, estimando la tasa media de 48 – 50 suicidios por
cada millón de habitantes. En países protestantes se analizaron los estados
alemanes de Prusia y Sajonia, y Dinamarca. La tasa fue de 190 por cada millón.
En países mixtos (protestantes y católicos) la tasa se estimó en 96 por cada millón.
El suicidio de Durkheim posee mucha
información en cuanto al tema, clasifica el suicidio en varias tipologías y es imposible
mostrar la totalidad del trabajo en una sola reflexión. Me enfocare en lo más
relevante para asuntos de fe.
Según las conclusiones de Durkheim, la Europa protestante
del siglo XIX, resulta más suicida porque la religión protestante carece de
elementos que promuevan la cohesión social: no existen tradiciones ni fiestas religiosas,
ni ritos únicos, ni símbolos, ni hitos sagrados, etc. Debo añadir, el
protestantismo tampoco es una unidad –como el pueblo católico- es protestante
el calvinista, el luterano y el anglicano, aunque los tres vivan en el mismo
pueblo. Este modo de vivir la fe hace que los individuos se aíslen los unos de
los otros y no se identifiquen entre si –como ya mostré al inicio de esta
reflexión- un suicidio puede concretarse bajo una mala interpretación bíblica.
Otra conclusión importante de Durkheim es la estructura religiosa.
El protestantismo no presenta una estructura vertical como el catolicismo:
obispo, sacerdote y creyente. El católico queda bajo la tutela de alguien
superior a él, su sacerdote y este queda sujeto a la autoridad de otro, el
obispo. De esta forma el católico confiesa sus pecados y el sacerdote lo
corrige, lo perdona y lo guía para que ofrezca penitencia. Toda la estructura
eclesial y el pueblo asumen este acto de perdón divino como un hecho
concretado. En el protestantismo no sucede así, no hay una estructura social que
reafirme el perdón, todo queda a conciencia del creyente y su interpretación de
Dios. Durkehim apunta que el país protestante que menos se suicida es
Inglaterra, atribuyéndolo a que la Iglesia Anglicana posee una estructura
eclesial solida muy similar a la católica.
Por este estudio confirmarnos la importancia de las tradiciones
y la estructura.