El
tema de Dios y la ciencia configura
una discusión que puede durar siglos, pero de forma simple y entrando en una
reflexión básica, pondré en la base la definición de ciencia de la Real
Academia Española; “Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación
y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen
principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables
experimentalmente.”
Como
antecedente a Dios y la ciencia es
necesario exponer el pleito recurrente entre las mismas ciencias; las ciencias exactas y las ciencias sociales. La pugna se basa en
que la primera utiliza métodos de comprobación certeros para confirmar sus hipótesis
y la segunda adolece de esta precisión y peyorativamente es definida como ciencia
fáctica. En las ciencias exactas se
encuentran las matemáticas, la física, la química, entre otras, y en las ciencias sociales; la antropología, la sociología,
la psicología, etc. La pugna entre ambas ciencias se agota cuando se comprende
que los objetos de estudio son distintos, por un lado, las ciencias exactas observa e indaga fenómenos que responden a reglas
inviolables, y por el otro, las ciencias
sociales estudia lo que responde a su libre albedrio: individuo y sociedad.
Desde
esta lógica, es más complicado –no imposible- que las ciencias sociales establezcan un método fijo para explicar al ser
humano; hace 5 mil años dos más dos era cuatro –igual que hoy- pero una
sociedad antigua difiere en mucho de una moderna. Por esta situación, la ciencia social se enfrenta al reto de
entender y explicar a una creatura que mentalmente evoluciona modificando sus
conductas; como puede construir una choza puede pisar la luna. El método queda
abierto dependiendo de la situación, y, aunque pretenda establecer principios y
causas no es completo, ej. “según un
estudio de la Universidad de Australia; hay vínculos entre la obesidad y la
depresión…” esto no significa que no exista un gordo feliz y un esbelto
deprimido.
Entendiendo
que la ciencia juzga el objeto que estudia en base a distintos principios por
la complejidad de los mismos, ¿cómo debiese ser el método factible para
considerar a Dios como un hecho y no como un mito?. El Dr. Joaquín Prats de la
Universidad de Barcelona afirma que el conocimiento puede venir desde la obviedad;
uno mismo u otros, la tradición de las ciencias; lo que se inculca, pero también
asume tres fuentes principales para crear conocimiento; la experiencia, la
razón y la intuición.
En
este sentido, Paul Feyerabend, en el Esquema
de una teoría anarquista del conocimiento, justifica como fuente de
información las fábulas y los mitos argumentando que aun éstas son un retrato o
explicación somera de algo vivido, por ej. Todos los mitos antiguos relacionados
con las tormentas y los terremotos no invalidan la existencia de estos fenómenos,
lo exponen usando narrativas que no son científicas. Por otro lado, Feyerabend,
pone en contradicción postulados científicos que resultan “lógicos en sí mismos”
pero confrontados son contradictorios. Por ej. Newton es inconsistente con la ley
de caída libre de Galileo: la aceleración
en caída libre es constante; la ley de Newton afirma: la aceleración no es constante, decrece de modo imperceptible, en
relación a la distancia al centro de la tierra. Dependiendo del momento histórico,
las herramientas y los métodos científicos del momento, es como se comprende el
porqué de estas expresiones.
Como
conclusión, el hecho que científicamente no tengamos evidencias satisfactorias
de Dios, no es argumento substancial para negar su existencia, quizá los métodos
y herramientas científicas desarrolladas hasta este momento no logran aun
concretarlo en algo satisfactorio y convincente. Por otro lado, utilizando los
argumentos de Prats, Dios es conocido como una experiencia entre el creador y
el individuo. De esta forma se puede entender la devoción que viven millones de
individuos en esta era de la información; en el creyente existe la experiencia
y la intuición de que su conversión es real aunque no tenga método para
explicarlo y no exista forma para ser entendido.