Una de las cosas que más llama mi atención del libro
del Éxodo es lo meticuloso que resulta la descripción de los elementos que
componen el tabernáculo de Dios (cap. 25 al 28, 30). Sin lugar a dudas, el
detalle significa la importancia del culto, el inmueble y sus accesorios. El
templo de Dios es el inmueble y es nuestro cuerpo.
La obra del tabernáculo de Moisés, se construyo
con colectas del pueblo de Israel. Sin embargo, antes de iniciar cualquier
obra, Dios designa a Besalel como arquitecto y jefe del proyecto, el texto dice:
“Moisés dijo entonces a los israelitas: "Mirad, Dios ha designado a
Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, y le ha llenado del
espíritu de Dios, confiriéndole habilidad, pericia y experiencia en toda clase
de trabajos, para concebir y realizar proyectos en oro, plata y bronce, para
labrar piedras de engaste, tallar la madera y ejecutar cualquier otra labor de
artesanía; a él y Oholiab, hijo de Ajisamak de la tribu de Dan, les ha puesto
en el corazón el don de enseñar. Les ha llenado de habilidad para toda clase de
labores en talla y bordado, en recamado de púrpura violeta y escarlata, de
carmesí y lino fino, y en labores de tejidos. Son capaces de ejecutar toda
clase de trabajos y de idear proyectos." (Éxodo 35:30-35) Dios no permitió
construir una obra al azar.
Recuerdo cuando el Padre Huberto Ponce me encargo
como arquitecto organizar el proyecto para la parroquia. Había un desorden
constructivo, colores y elementos estéticos, las personas opinaban sin tener conocimiento
de arquitectura, cada párroco construía según sus necesidades. Antes de
diseñar, Ponce me hizo estudiar la liturgia católica para conocer el
significado de cada uno de los elementos; altar, ambón, sede, la vestimenta,
etc. En ese entonces el reto apremiante era diseñar el altar para consagrarlo.
El diseño final estaba inspirado en la silueta del arca de la alianza con una
cruz al centro.
En arquitectura existen elementos que distinguen
la fe, por ejemplo, las Iglesias Católicas de nuestro país, edificadas por la
corona Española en tiempos de la colonia son emblemáticas, su distribución es
una cruz, por lo general, su techumbre utilizan bóveda de cañón corrido, poseen
campanario y su fachada suele estar dividida en tres secciones. Hay una
herencia arquitectónica de peso que nos da identidad. Podemos apreciarlo en otras
religiones; las mezquitas que profesan el Islam usan arcos tipo herradura, la
silueta de sus cúpulas es distinta. Los templos Mormones hacen uso del arcángel
dorado, no utilizan cúpulas, la piel de sus edificios es el blanco, sea cantera,
mármol ò pintura.
El sitio de adoración y celebración de la misa
es importante, no me refiero a construir templos acaudalados, sino que, la edificación
expresa la capacidad de la comunidad para trabajar en equipo bajo una meta común:
el templo, pero también expresara lo contrario. Octavio Paz afirma; “la
arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia”.
Es necesario que los arquitectos católicos formen
equipo en sus comunidades y retribuyan a Dios ese talento que El ha puesto. La construcción
de una parroquia no debe ser algo ideado al azar por gente improvisada. Si en
tu parroquia no existe la figura de “Besalel”, es necesario encontrarla antes
de iniciar cualquier edificación, respetar su investidura. El trabajo del
arquitecto es una respuesta a la necesidad y superficie, que demanda también
una pregunta: cómo transformarlo.