Actualmente se conoce al “Senado” como un cuerpo
legislativo integrado en congresos, cámaras ò parlamentos. En la mayoría de los
países democráticos, los miembros que integran el senado, conocidos como “senadores”,
son elegidos por los ciudadanos a través del voto.
El Senado romano fue la primera institución de
su tipo y por mucho tiempo considerado como el modelo constitucional en el
sentido de cámara revisora. La formaban 300 antiguos magistrados que se
encargaban de ratificar las leyes votadas por los comicios, aconsejar a los
magistrados y dirigir la política exterior y las finanzas.
La palabra senado viene del latín “senex”, “senis”,
que significa anciano”. En el significado de la palabra podemos deslumbrar el
peso que la sociedad romana daba al consejo de ancianos. Por ejemplo; en el caso
de la cultura griega, la palabra es “presbyterion”, es presbiterio y los “présbites”
son los “ancianos”, que traducido es “presbíteros”. El nombre fue adoptado por
la Iglesia Católica para llamar así a los sacerdotes entendiéndose como ancianos
pero no por su edad, sino por la sabiduría y entendimiento en la Palabra de
Dios. El significado de estas palabras; senador y presbítero, es importante
entenderlo, las sociedades antiguas asociaban la sabiduría con la vejez. Hoy la
vejez se asocia al “retiro”, el anciano es casi un exiliado.
En el antiguo testamento, el consejo de los
ancianos era importante en la toma de decisiones políticas. Como antecedente, el
reino de Israel se dividió en dos porque el rey Roboam, sucesor de Salomón,
escatimo en menos el consejo de los ancianos cuando incremento impuestos y
servicios. Narra la biblia; “Entonces el rey Roboam pidió consejo de los
ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y dijo:
¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?, y ellos le hablaron
diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y
respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre. Pero
él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los
jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él. Y les dijo: ¿Cómo
aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo:
Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?. Entonces los jóvenes
que se habían criado con él le respondieron diciendo: Así hablarás a este
pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú
disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso
que los lomos de mi padre. Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas
yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré
con escorpiones” (1era de Reyes 12:6-11). Roboam prefirió el consejo de su generación.
El pasaje refleja muy bien como ambas generaciones opinan de un modo distinto
en asuntos de Estado. Los ancianos fueron los guías del rey Salomón, también en
la cultura griega y romana eran sinónimo de consejo y sabiduría.
En la sociedad actual, los jóvenes viven de un modo
degradado e inmoral, quizá llegamos ahí, porque poco a poco fuimos restando
peso a la opinión de los ancianos, les quitamos su jerarquía social, negamos su
consejo al decirles; “¿Qué saben ellos de los tiempos modernos?”, pero más
bien, “¿Qué saben los niños, los jóvenes y los adultos de los años que aun no
han vivido?”. Que los ancianos se retiren para jubilarse, pero que no se
conviertan en exiliados en medio de nosotros, prestemos atención a su opinión, démosle
el peso que se merece.