El titulo de esta reflexión suena ridículo y
sensacionalista pero sucede que recientemente el portal de noticias católico, ACI
Prensa, publicó en su cuenta de instagram una noticia dada por La Administración
Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), donde se afirma que tal agencia
Estadounidense encontró siete planetas de masa similar a la tierra y cree que
en ellos puede existir vida, estos se encuentran a cuarenta años luz de la
tierra y orbitan alrededor de Trappist-1, una estrella de poca masa. El portal católico
lanzó la siguiente interrogante; “si hubiera vida en otros planetas, ¿cambiaría
la fe católica?”.
Primero debemos reflexionar, ¿qué es lo que
entendemos por fe?. Nuestro Dios es Palabra, no es un ídolo ó un hito puesto
dentro de un templo. El evangelio de San Juan inicia diciendo: “en el principio
existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. Dudo muchísimo
que nuestra fe cambie si fuese posible encontrar vida inteligente en otros planetas,
los grandes principios de nuestra fe, los principios recibidos por la Palabra,
son la pureza y la caridad. ¿Acaso la existencia de extraterrestres modifica la
actitud que debo tener para con mis hermanos, mi familia y los marginados?, no,
yo seguiré creyendo que honrar a mis padres, no mentir, hacer caridad y el
resto de los mandamientos son algo correcto.
La fe católica es una manera de vivir, no es solo
una manera de creer ó de pensar, mi forma de vivir no se modifica por lo que
suceda a cuarenta años luz de mi planeta, simplemente, lo que sucede en mi
planeta no lo sé con claridad, ni siquiera sé si las islas del mar de Cortés están
habitadas en su totalidad, también desconozco la realidad de las tribus y
comunidades más recónditas de Sonora, y así, habrá muchos que condicionen su fe
por la realidad de comunidades extraterrestres. Esa es una fe muy débil. Del
mismo modo, habrá aquellos que cuestionen el tema de la salvación por la vida
extraterrestre, pero basándome en la revelación y la Biblia, ni yo mismo se si
mis allegados más cercanos podrán ser salvados, tampoco puedo tener certeza de
mi propia salvación, ¿Qué podré saber más allá de lo que se rebeló y se escribió?.
En el supuesto de la existencia de vida
inteligente en otros planetas esto ratifica lo expresado en el evangelio; “Porque
tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único…” (San Juan 3:16). ¿A qué mundo
se refiere?, se refiere a nuestro mundo, a nuestra raza, Dios nos visitó porque
nos amó, ¿acaso entre todos los planetas y entre toda la vida inteligente que
puede existir en todo el universo, Dios escogió este planeta?, si, lo escogió
porque nos amó, ¿podemos presumir este acontecimiento? Ó ¿Por qué no escogió visitar
a otro?. Siguiendo la historia de la salvación y observado como Dios
selecciona, el hecho de que nos haya escogido de entre todo el universo
existente me hace pensar que nosotros, este planeta, esta raza, éramos y somos
los más insignificantes de este universo, los más pequeños, los más apartados,
como esa porción de hebreos errantes que no encontró lugar para estar, como esa
Belén que la gente ponía en duda si algo bueno pudiese salir de ahí, esa
fracción marginada y alejada de la gloria de Dios en un universo tan vasto, se
hace cercana a esa gloria por la visita de Dios mismo.
No es de sorprender que exista vida inteligente
mas allá de este planeta, lo transcendente es que habiendo un universo
infinito, Dios decidió visitar esta tierra y el porqué de esa visita es algo
profundo, es un llamado a la conversión por medio de su amor.