Hace
muchos años, cuando estuve en proceso de conversión, escuche a un predicador
evangélico decir “Dios no está en una liturgia”, en aquel entonces lo creí lógico
porque mi formación bíblica era limitada ó nula y no era un asistente frecuente
de la misa. Mi fe era difusa. Recientemente escuche por internet la conferencia
de un sacerdote español y la misma idea volvió a resonar aderezada de otra
forma; “Dios no está atado a una liturgia”. Entiendo que estos predicadores
ofrecen la idea de un Dios expandido que puede estar en todos lados, manifestando
su afecto al ser humano de distintas maneras mas allá de un credo especifico,
pero, si Dios puede estar en todos lados, ¿para qué poner en duda la
manifestación de Dios en la liturgia, dado que, Dios puede ser encontrado en
todo lugar y uno de esos lugares también es la liturgia?.
A
cualquiera que tenga dudas sobre la manifestación de Dios en la liturgia puede
meditar el primer capítulo del evangelio de San Lucas, donde señala el evento
que le sucedió a Zacarías;
“Un
día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal
delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el
Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo
permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso. Entonces se le
apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo,
Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Ángel le dijo: “No temas,
Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al
que llamarás Juan” (S. Lucas 1:8-11).
Abundando
en la experiencia que Zacarías tuvo cuando celebro la liturgia, tenemos que analizar
el evento desde dos ópticas, la primera; Dios se manifestó por medio del Ángel
para dar el mensaje puntual a Zacarías, la segunda; el lugar donde él entró –según
los textos de Moisés- era el sitio sagrado del templo donde Dios estaba
presente para las liturgias judías. El autor afirma “ejercía la función
sacerdotal delante de Dios”. El autor entiende que ese sitio era el lugar
sagrado donde moraba la presencia divina para celebrar la liturgia.
Dios
se manifestó por medio del Ángel en una liturgia judía anunciando la llegada de
Juan el bautista, ¿Por qué no pensar que Dios también puede manifestarse en una
liturgia cristiana que celebra a Cristo y anuncia la reconciliación?. Por la carta
los Hebreos sabemos que las liturgias
del templo en el antiguo testamento eran la sombra de lo que estaba por venir, ¿Qué
debemos decir?, ¿Qué las liturgias hebreas eran la sombra de la realidad que
celebran las liturgias cristianas?. Claro.
El
mismo Jesús señaló por medio del evangelista; “Yo les aseguro, si no comen la
carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El
que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el
último día” (S. Juan 6:53,54). Si el pueblo debe congregarse para comer y
recibir Vida eterna, ahí, ya existe una liturgia y una manifestación del
creador.
El
salmo señala “Dios está presente en medio de las alabanzas de su pueblo” (S.
22, v. 4), si hay un canto para congregar a la comunidad, ahí, ya hay una
liturgia. “Donde estén dos ó más congregados en el nombre de Jesús, ahí está él
en medio de ellos” (S. Mateo 18:20), si un grupo se reúne en atención a Cristo
para desempeñar un culto, ahí, ya hay una liturgia.
Liturgia
es la acción que la comunidad ejerce en razón de dar culto a Dios. Existen
normas litúrgicas para celebrar varios actos y estas sirven para que el pueblo
celebre en cierto orden. Es evidente que Dios se hace presente cuando su pueblo
se congrega y la liturgia es un instrumento para el pueblo.
Prestemos
atención a como Dios se hace presente dentro del templo en una celebración litúrgica
ó fuera del templo por medio de la creación y sus creaturas, esta capacidad de
apreciar al creador es un don de quienes viven en gracia.