Esta Semana Santa haciendo un rezo del Rosario
en familia me pregunte ¿porque Santa María debió ser virgen?. Aclaró que la
interrogante no se refiere a cuestionar su virginidad sino a reflexionar porqué
Dios requirió una mujer virgen y no una mujer sin esta cualidad.
En las culturas paganas el papel de las vírgenes
era trascendental como ofrenda a sacrificar a las deidades. Aunque en el
judaísmo el sacrificio humano se prohibió, las vírgenes podían ofrecer su vida
a los servicios del templo llevando una vida casta y de oración. Sin embargo,
aunque los israelitas ofrecían animales en sacrificio para Dios, estos debían
poseer pureza y perfección física. Esta pedagogía divina instruía para que el
pueblo ofreciera a Dios lo mejor de sus crías, con una selección y preparación
detallada y no ofrecer cualquier animal. De esto se concluyó que el sacrificio
de Jesús es una ofrenda perfecta para Dios, hombre sano y sin mancha.
Como creyentes nos referimos a la Virgen como
nuestra madre. Algunos la llaman “esposa de Dios”. En el deseo de Dios de
encarnar el verbo divino, dotarlo de un cuerpo haciéndolo semejante a los
hombres en todo menos en el pecado, podemos hacer una distinción de entre el resto
de los hombres dado que Jesús nació de una virgen. Sin embargo, este signo nos
hace semejantes a el por la fe, ya que nosotros nos referimos a Dios como Padre,
a la virgen como madre, sabiendo que esta paternidad la recibimos sin necesidad
del acto sexual, haciéndonos semejantes a Jesús en esto; hijos de Dios y de la
virgen. De nosotros expresa el evangelio; "pero a todos los que lo
recibieron (Jesús) les dio capacidad para ser hijos de Dios. Al creer en su
nombre han nacido, no de sangre alguna ni por la ley de la carne, ni por
voluntad de hombre, sino que han nacido de Dios" (San Juan 1:12,13).
También, Jesús en su crucifixión expresa de su madre y su discípulo;
"mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: ahí tienes a tu
madre..." (San Juan 19:26,27). Este es quizá el pasaje más usado para
referirse a la maternidad de santa María. La virgen en realidad tiene muchísimos
hijos, nacidos de la fe.
La conclusión de esta reflexión es que a
diferencia del pueblo de Israel, la herencia de la fe cristiana no requiere
genealogías, ni descendientes como en el caso de los judíos. Para los hebreos,
Rajel (Raquel) es la madre de los judíos, de donde surge el linaje hebreo y la
alianza del antiguo testamento. Para los católicos, la maternidad y la
paternidad en la nueva alianza dada por Dios no requirió un acto conyugal. Esta
alianza se extiende mucho más allá de la raza israelita.
Santa María es virgen y es madre a la vez, pero
si indagamos más, Dios es Padre y es virgen también. Pareciera que Dios nos expreso
su santidad y castidad al unirse a la mujer más semejante a Él, y Ella siendo
virgen concibió, y el Padre sin necesidad del acto tuvo muchos hijos. De esta
forma la familia celeste se expresa, se vive y se reconoce sin consanguíneos,
aunque irónicamente fue la sangre de Cristo crucificado lo que nos unió.