Actualmente trabajo en una compañía que promueve vivienda y sé que uno de los gastos más fuertes es el mantenimiento de la imagen en los fraccionamientos, curiosamente podemos tener el mismo producto de casa en dos sectores distintos de la ciudad y uno es vandalisado con más frecuencia mientras que el otro no. ¿Son los hábitos? ¿El nivel educativo? ¿Por qué si diseñamos la misma área verde para dos fraccionamientos distintos uno se descuida y el otro no?, Personalmente si las personas que cometen actos vandálicos entendieran el valor en costo que pierde su colonia por ser vandalisada no lo permitirían. Donald J. Trump magante de las bienes raíces sobre la imagen urbana recomienda; “Es sorprendente la manera en que árboles, arbustos, rocas y flores pueden convertir los edificios más mundanos en verdaderas obras de arte. La jardinería puede agregarle valor a un edificio, mas allá del costo de la mano de obra y los materiales”.
Hoy en día hay especialidades referidas al marketing urbano, esto es el promover una ciudad como sitio turístico ó de negocios. Obviamente la imagen, seguridad, infraestructura y entorno tiene mucho que ver, por esto muchos gobiernos se esmeran por presentar ciudades con paisajes y lugares bellos dando la mejor cara de la ciudad, esperando con esto turistas, inversión y movimiento de capital y eso nos beneficia como comunidad. Todos somos parte de la ciudad porque vivimos en ella, “somos la cara para quien nos visita” como quien atiende en una ventanilla y en esa atención va la impresión del cliente para hacernos buena ó mala publicidad.
Si deseamos vivir mejor en nuestra casa, debemos promover y recordar el civismo, el civismo es nuestra obligación para con la comunidad; “no tirar los papeles al suelo es un acto de civismo”, esto es contagiar para solidarizarse en beneficio del sector donde vivimos, es la cortesía en comunidad, si dejamos al descuido nuestros barrios solo se convertirán en zonas más hostiles, el civismo va desde respetar los señalamientos de transito, mobiliario urbano, servicios, cría de animales, compartir responsabilidades como vecinos y sobre todo velar por el estado de los inmuebles que usamos como templos.
Una de mis hermanas lo visito Japón y me dice; “Cuando un Japonés visita una casa debe dejar sus zapatos afuera, así ves la ciudad con un montón de casas, en cada puerta pares de zapatos y nadie se preocupa”. Recuerdo que mi abuelo contaba que en sus tiempos los sonorenses se vivían con las puertas abiertas y en las noches la gente dormía en los patios.
Ojala todos participáramos del civismo.