Decía Dios al profeta Ezequiel sobre el pecado de los Israelitas; “Cuando diga al malo: "¡Malo, vas a morir!", si no le hablas, si no haces que se preocupe por su mala conducta, el malo morirá debido a su pecado, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Al contrario, si le has llamado la atención al malo por su mala conducta y no se aparta de ella, si no deja su mala conducta, morirá debido a su pecado y tú nada tendrás que temer” (Ezequiel 33:8,9).
Llevare este verso a la vida cotidiana atreves de una anécdota; se dice que un perito director responsable de obra en Hermosillo tenía que revisar un proyecto medico para su aprobación, su responsabilidad era revisar los planos conforme al reglamento de construcción municipal y normas oficiales para que el estado otorgue la licencia de construcción y arrancar con la obra de aquel edificio. Tras el desastre de la guardería ABC aquel perito reviso el paquete minuciosamente y dictamino con su cliente; “Veo que la puerta de acceso mide solamente un metro, el reglamento me pide mínimo 1.2 m y que abra hacia afuera, te aconsejo que pongas una puerta 1.8 m., también veo que tienes una sala de espera bastante amplia, si es para más de 40 personas necesitaras una salida de emergencia, necesitare ver el plano de protección civil y conocer la información de los corresponsables en diseño estructural, eléctrico e instalaciones especiales”. Con esto pasaron varios días y la mañana siguiente el teléfono sonó y una voz se escucho; “Perito, si tienes problema para aprobar el proyecto, pasaremos por el paquete de planos pues ya tenemos quien lo autorice para tramitar la licencia de construcción e iniciar la obra”.
Dígase de la imprudencia; Negligencia que puede acarrear peligro o daño a otras personas y puede considerarse falta o delito dependiendo del resultado que produzca. La figura del perito de obra en México D.F. fue tomada con mucha seriedad después del terremoto de 1985 esto porque al inspeccionar las obras la jefatura de gobierno encontró muchísimas deficiencias en las mismas. Pero, ¿Qué podemos hacer si el interesado no busca respetar las reglas?, con esto quiero dejar en claro que todos como ciudadanos se nos ha asignado un papel dentro de la sociedad; médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, sacerdotes, doctores, policías, diputados, comerciantes, maestros, padres de familia y para funcionar como sociedad no es necesario un gran candidato, sino mas bien actuar con ética. Esto va a todos los niveles, por ejemplo; el caso del maestro que tiene problemas con la dirección porque reprobó prudentemente a un alumno importante y por presiones administrativas debe aprobarlo en contra de su voluntad ó los padres que no desean reprender del todo a sus hijos para no entrar en conflictos y para ellos es más fácil ceder cayendo en una imprudencia, ó también como miembros de la Iglesia al callar las obligaciones que pide Jesús y dejar que los ignorantes distorsionen el evangelio para acomodarlo a sus antojos.
Hay que ser prudentes por hablar con razón más que imprudentes por callar la verdad.