Dijo Jesús a sus discípulos: “Es imposible que no haya escándalos y caídas, pero ¡pobre del que hace caer a los demás!, Mejor sería que lo arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello, antes que hacer caer a uno de estos pequeños” (Lucas 17:1,2).
Cuando en las sagradas escrituras se usa la palabra “escándalo” se refiere a los actos ó posturas que ocasionan tropiezos en la vida de los creyentes y en el desarrollo de la comunidad como Iglesia.
Un caso de escándalo dogmático se presento en el primer siglo de la Iglesia, pues existía una discusión sobre el seguimiento ó el desconocimiento de los preceptos dados por Moisés, por un lado los cristianos venidos del paganismo nunca conocieron la ley de Moisés, mientras que los judíos que creyeron en Jesús veían en la ley de Moisés un seguimiento a la obra de Cristo, por ejemplo: los judíos se abstenían de comer carne de cerdo por considerarla impura mientras que los paganos no, de aquí nacieron disputas, divisiones y hasta condenas de juicio divino. Tal discrepancia quedo resuelta bajo la tutela de los Apóstoles, de tal caso que San Pablo dice en Romanos 14:1 “Sean comprensivos con el que no tiene segura su fe, y dejen las discusiones que terminan en división”. V.3 “El que come de todo no debe despreciar al que se abstiene; y el que no come de todo, que no critique al que come, pues Dios lo ha tomado tal como es”. V.13 “Dejemos, pues, de juzgarnos los unos a los otros. Examinémonos, más bien, no sea que pongamos delante de nuestro hermano algo que lo haga tropezar”.
Para llevar estos temas a la actualidad, puedo decir que existen demasiadas posturas sobre la fe fuera de la Iglesia, esto ocasiona y promueve división, que en conjunto solo escandaliza a la comunidad pues no la edifica sino la segrega. Por eso me gusta lo que San Pablo dice: “Seamos compasivos, examinémonos, no participemos de la división, ni pongamos tropiezo a nadie”.
La Iglesia a lo largo de su historia ha tenido que lidiar con discusiones de todo tipo, otro caso que puedo citar pero relacionado al escándalo inmoral, se sitúa en Corintio donde una persona tiene amoríos con su madrastra. En este capitulo (1era de Corintios 5), Pablo desaprueba tal inmoralidad exhortando a quienes presiden la comunidad a no sentirse orgullosazos sino mas bien avergonzados, diciendo que este acontecimiento es incluso vergonzoso para quienes no creen en Dios ó tienen una fe distinta. La invitación de Pablo es para proteger la integridad de la misma comunidad, pues el Apóstol sabe que permitir ó justificar la inmoralidad de algún miembro del grupo abrirá la puerta para la degradación del resto, y este escándalo servirá de tropiezo para la evangelización en Corinto. No solo es el pecado de la persona, sino el tropiezo que causa en las labores de la Iglesia en su totalidad.
Es importante ante cualquier escándalo guardar la calma, los mandamientos y perseverar en la fe, pues ya lo dijo Jesús, “es imposibles que no hayan escándalos y caídas, pero ¡pobre del que hace caer a los demás!”.
No usemos el escándalo como pretexto para abandonar a Jesús, pues eso seria justificarnos por los errores ajenos.
Cuando en las sagradas escrituras se usa la palabra “escándalo” se refiere a los actos ó posturas que ocasionan tropiezos en la vida de los creyentes y en el desarrollo de la comunidad como Iglesia.
Un caso de escándalo dogmático se presento en el primer siglo de la Iglesia, pues existía una discusión sobre el seguimiento ó el desconocimiento de los preceptos dados por Moisés, por un lado los cristianos venidos del paganismo nunca conocieron la ley de Moisés, mientras que los judíos que creyeron en Jesús veían en la ley de Moisés un seguimiento a la obra de Cristo, por ejemplo: los judíos se abstenían de comer carne de cerdo por considerarla impura mientras que los paganos no, de aquí nacieron disputas, divisiones y hasta condenas de juicio divino. Tal discrepancia quedo resuelta bajo la tutela de los Apóstoles, de tal caso que San Pablo dice en Romanos 14:1 “Sean comprensivos con el que no tiene segura su fe, y dejen las discusiones que terminan en división”. V.3 “El que come de todo no debe despreciar al que se abstiene; y el que no come de todo, que no critique al que come, pues Dios lo ha tomado tal como es”. V.13 “Dejemos, pues, de juzgarnos los unos a los otros. Examinémonos, más bien, no sea que pongamos delante de nuestro hermano algo que lo haga tropezar”.
Para llevar estos temas a la actualidad, puedo decir que existen demasiadas posturas sobre la fe fuera de la Iglesia, esto ocasiona y promueve división, que en conjunto solo escandaliza a la comunidad pues no la edifica sino la segrega. Por eso me gusta lo que San Pablo dice: “Seamos compasivos, examinémonos, no participemos de la división, ni pongamos tropiezo a nadie”.
La Iglesia a lo largo de su historia ha tenido que lidiar con discusiones de todo tipo, otro caso que puedo citar pero relacionado al escándalo inmoral, se sitúa en Corintio donde una persona tiene amoríos con su madrastra. En este capitulo (1era de Corintios 5), Pablo desaprueba tal inmoralidad exhortando a quienes presiden la comunidad a no sentirse orgullosazos sino mas bien avergonzados, diciendo que este acontecimiento es incluso vergonzoso para quienes no creen en Dios ó tienen una fe distinta. La invitación de Pablo es para proteger la integridad de la misma comunidad, pues el Apóstol sabe que permitir ó justificar la inmoralidad de algún miembro del grupo abrirá la puerta para la degradación del resto, y este escándalo servirá de tropiezo para la evangelización en Corinto. No solo es el pecado de la persona, sino el tropiezo que causa en las labores de la Iglesia en su totalidad.
Es importante ante cualquier escándalo guardar la calma, los mandamientos y perseverar en la fe, pues ya lo dijo Jesús, “es imposibles que no hayan escándalos y caídas, pero ¡pobre del que hace caer a los demás!”.
No usemos el escándalo como pretexto para abandonar a Jesús, pues eso seria justificarnos por los errores ajenos.