domingo, 9 de enero de 2011

Un anciano, rico, fertil pero sin hijos...


Abram es uno de los personajes principales dentro de las creencias Hebreas, podríamos decir que la historia religiosa del pueblo de Israel inicia con el llamado de Dios hacia Abram y la promesa de su futura descendencia. Abram vivió la mayor parte de su vida en la comunidad de Ur de los Caldeos en Mesopotamia. El contexto de la vida de Abram es totalmente pagano, pues el conocimiento religioso se resumía a simples ritos politeístas donde se entremezclaban la astrología, los mitos y las supersticiones. En cuestiones de ética y moral, era común la esclavitud, y en el caso de la esclavitud femenina, el amo aun estando casado podía engendrar hijos con las esclavas, siendo esto una practica común en la antigüedad pues no existían mandamientos como hoy.

Según los relatos del libro del Génesis, Abram gozaba de una buena posición económica, era rico en ganado, plata y oro, tenia a su servicio criados, esclavas y jornaleros. Abram tuvo como esposa a Sara, pero Sara era estéril y no podía darle hijos. Abram pudo apelar a la costumbre de su época y tener hijos con las esclavas “cuando el lo deseara” pero no utilizo este recurso dentro de su matrimonio. Abram y Sara llegaron a la ancianidad sin tener hijos. Lo interesante de este matrimonio es que a pesar de que Abram no conoció los preceptos del matrimonio Judio ó Cristiano por ser anterior a Moisés y a Jesucristo, Abram vivió por instinto un matrimonio Cristiano, pues le fue fiel a su esposa aun sin la existencia de los mandamientos, y jamás se justifico en las costumbres Caldeas para engendrar hijos con otras mujeres.

Abram en su deseo de tener un hijo sostiene una platica con Dios: “Después de estos sucesos fue dirigida la palabra de Dios a Abram en visión, en estos términos: No temas, Abram. Yo soy para ti un escudo. Tu premio será muy grande. Dijo Abram: Mi Señor, Dios mio, ¿qué me vas a dar, si me voy de esta vida sin hijos...?. Dijo Abram: He aquí que no me has dado descendencia, y un criado de mi casa me va a heredar. Mas he aquí que la palabra de Dios le dijo: No te heredará ése, sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas. Y sacándole afuera, le dijo: Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó él en Dios, el cual se lo reputó por justicia”(Génesis 15:1-6).

Abram era anciano cuando recibe esta promesa, y su esposa era estéril y anciana. Varios años pasan, Abram y Sara aun esperan tener un hijo. Puedo entender las dudas de Sara, una mujer anciana, estéril, que influenciada por el paganismo apela a la costumbre de su época: “ofrece a su esclava Agar para que esta tenga un hijo de su esposo”. Quizá el pensamiento de Sara es: “La promesa de la descendencia es sobre mi esposo, pero no sobre mi”. De esta unión entre Abram y la esclava Agar nace Ismael. Pero, Dios confirma su promesa dentro del matrimonio entre Abram y Sara, en el nacimiento de Isaac el hijo de la anciana estéril. Muchos afirman en el nacimiento de Ismael: “Dios permitió hijos fuera del matrimonio” pero no es así, pues Moisés y Jesucristo traerán la revelación del matrimonio. Pero “¿Por qué Dios llamo a Abram padre de multitudes, cuales son sus meritos?”, “¿No será porque Abram estuvo casado con una sola mujer y nunca tuvo hijos, y en su juventud pudo apelar a las costumbres de su época para tenerlos, y no lo hizo?”. Quizá Abram es llamado “Abraham” porque envejeció al lado de su esposa estéril sin tener hijos, y siendo anciano y rico se pregunto: “no tengo descendencia”. No cualquiera envejece sin hijos al lado de la misma esposa, sin apelar a los recursos de la época ó a lo que dice el mundo, antes que esperar un milagro ó adoptar.