“Después de esto, el Señor designó a otros
setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las
ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: “La cosecha es abundante,
pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores
para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No
lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por
el camino. Al entrar en una casa, digan primero: “¡Que descienda la paz sobre esta
casa!”. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de
lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y
bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de
casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les
sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: “El Reino de Dios está cerca
de ustedes” (San Lucas 10:1-9).
En este texto de San Lucas aparecen números que
son símbolos. Setenta y dos es múltiplo de doce (apóstoles), de tres (trinidad)
y de dos (Jesus y usted). Esto no es casualidad, existe todo un lenguaje en los
números de los textos bíblicos. Por múltiplos y símbolos podríamos decir que en
los setenta y dos discípulos estaban inmersos los apóstoles, la trinidad, Jesus
y usted. Hay coyunturas en los números que aparecen en la biblia.
La misión de los setenta y dos era preceder en
las ciudades donde Jesus había de estar, esto nos traslada a la labor de San
Juan Bautista, aquel que preparaba el camino para la venida del Señor. Nosotros
como discípulos también preparamos el camino de otros y el nuestro. No podemos
ir ante el pecador y ante los lobos con un mensaje carente de piedad. El
mensaje es de paz, y quien no desea recibir la paz no es digno de ella, quien
desecha la paz va construyendo poco a poco su infierno.
También Jesus menciona; “la cosecha es
abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados
que envíe trabajadores para la cosecha…”. Aunque el verso es muy conocido, meditemos;
cuando nos referimos a cosecha hablamos de frutos, de la conclusión y retribución
de una tarea agrícola, ¿a qué cosecha se refiere Jesus?, ¿se refiere a la obra
de Israel que estaba por concluir ó Jesus está viendo la labor del Reino ya
como una retribución, como una cosecha?. Creo que Jesus ve el Reino de Dios
como un fruto que debe ser compartido con pecadores, a la inversa de Adán que comió
del fruto prohibido del Edén, la cosecha de Dios es llevar el Reino como ese
fruto que restaura nuestra fractura espiritual.
El mensaje de San Lucas es actual; anunciar el
reino de Dios como ovejas en medio de lobos, llevando la paz de casa en casa. Pero,
se ha preguntado, ¿Cómo se puede llevar la paz en medio de lobos? Ó ¿Cómo puede
un lobo recibir la paz?. El texto menciona “si hay alguien digno de recibir la
paz, esa paz reposara sobre él, de lo contrario volverá a ustedes…”, ¿Cuantas
veces el lobo nos ha robado la paz?, no es cosa fácil y más si el lobo está
dentro de nosotros. Procuremos guardar esa dignidad a la que se refiere Jesus para
no perder la paz, no sea que por el mal terminemos siendo lobos en medio de ovejas.