La Semana
Santa concluye proclamando que Jesús resucito, esto lo hacemos desde la
tradición de la Iglesia, pero quizá la inercia y la costumbre religiosa nos
impide vislumbrar el evento como histórico.
Hace algunos días un amigo cuestionaba este asunto, el
afirmaba que la resurrección era un mito, como los mitos de las religiones
griegas paganas; “si la resurrección sucedió debió ser un hecho trascendente,
registrado y estudiado por los historiadores de la época ajenos al
cristianismo”. No necesariamente, al día de hoy, existen fenómenos que no se
investigan porque no hay financiamiento, creo que el caso de Jesucristo no fue
la excepción en el siglo I, y más, si consideramos que existieron mesías fallidos
entre los judíos, uno de ellos, Judas el Galileo. No era algo trascendente que judíos
predicaran la llegada “otro mesías más”.
Respecto
a la biografía de Jesús, entendamos las limitantes del mundo antiguo. Sabemos
de la existencia de Sócrates por el testimonio de Jenofonte, Aristóteles y
Platón, fuera de ellos no existen muchas referencias para afirmar su existencia
y nadie lo pone en duda. Algo similar sucede con Buda, no se sabe en qué siglo
nació, los escritos que hacen referencia a él datan del siglo I a.C. al III
d.C., pero el templo Budista de Maya Devi se cree que tuvo su origen en año 550
a.C. En el caso de Jesús las cartas del nuevo testamento son buena referencia,
San Pablo muere entre el año 58 – 67 d.C. y es contemporáneo a los testigos
oculares de la resurrección.
Algunos
afirman que “la resurrección fue un invento de la Iglesia para legitimar su
predicación”, este argumento me parece con poco sustento. La Iglesia nació
entre los judíos, si Jesús no fuese el mesías ó no hubiese resucitado, el único
camino era seguir siendo judío y esperar al mesías, no hay más. A diferencia de
otras religiones, el judaísmo presenta la peculiaridad de estar vinculado con
la raza y la nación, es muy difícil que un judío se desprenda de sus creencias.
En el judaísmo existe la creencia: “un profeta es genuino si va acorde al
pensamiento de Moisés”., Jesús hacia aseveraciones sobre el sábado que
escandalizaban a los hebreos, desde ahí, es muy difícil que un judío tome con
seriedad la predicación de Jesús por cuestionar el sábado de Moisés. Los textos
de San Lucas señalan conversiones masivas de judíos y gentiles a la fe
cristiana, es inimaginable lograr la unidad de culto entre raza judía y otras
razas, solo recordemos la división entre judíos y samaritanos. Esta unidad y
desprendimiento de costumbres judías debió sostenerse por un milagro; la
resurrección.
Otro
punto importante es el testimonio de apóstoles y discípulos, como ejemplo
paralelo; Joseph Smith, fundador del mormonismo,
con la ayuda de Martin Harris, Oliver Cowdery y David Whitmer publica “el libro
del mormón”, sin embargo, esta unidad se rompe por diferencias, los dos últimos
renuncian y Whitmer funda otra religión. En el caso de los apóstoles existe
unidad en torno a la resurrección y la doctrina, no es la visión aislada de uno
solo como “Mahoma y el Corán” ó “Smith y el libro del Mormón”. Este llamado en
grupo me hace pensar que la resurrección fue un evento palpable para ser
reconocido por los doce y el resto, sin olvidar que, convertirse al
cristianismo era motivo de persecución y muerte para judíos.
Para
concluir, algunos historiadores del siglo I que, sin ser cristianos,
escribieron sobre Jesús, se encuentran; Tácito, Seutonio, Flavio Josefo y
Plinio el Joven. En el compendio “antigüedades judías”, Josefo escribo; “En
este tiempo existió un hombre de nombre Jesús. Su conducta era buena y era
considerado virtuoso. Muchos judíos y gente de otras naciones se convirtieron
en discípulos suyos. Los convertidos en sus discípulos no lo abandonaron.
Relataron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que
estaba vivo. Según esto fue quizá el mesías de quien los profetas habían
contado maravillas”.