domingo, 3 de marzo de 2019

La migración de los Israelitas


            Dentro del libro Números, capitulo treinta y dos, y treinta y tres, se mencionan eventos relacionados con la migración de las doce tribus de Israel en su búsqueda por la tierra prometida de Canaán.
            En el treinta y dos se menciona la intención de dos tribus, la de Rubén y de Gad, en su petición de no cruzar el Jordán, pues encontraron en su travesía las tierras de Galaad, de condiciones aptas para el pastoreo, esas dos tribus tenían muchos rebaños; “Si hemos hallado gracia a tus ojos, que se nos dé esta tierra a tus siervos en propiedad; no nos hagas pasar por el Jordán”. (Números 32:5)
            Aunque la petición molestó a Moisés porque el proyecto consistía en llegar a Canaán y conquistar la tierra, el acuerdo se resolvió bajo la condición de que ambas tribus tienen la obligación de acompañar al pueblo de Israel hasta Canaán para combatir a su lado; “Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén, todos los que llevan armas, pasan con vosotros el Jordán, para combatir delante de Yahvé, y la tierra queda dominada por vosotros, les daréis el país de Galaad en propiedad. Pero si los que llevan armas no pasan con vosotros, tendrán su herencia entre vosotros en el país de Canaán”. (Cap. 32: 29, 30)  
            En esta travesía del pueblo de Israel después de salir de Egipto, no puedo evitar asociar la situación con las caravanas migrantes de centro americanos de la cual hemos sido testigos, y como por distintas circunstancias los intereses individuales hacen que estas caravanas se diluyan y se repartan a lo largo de la travesía por distintos territorios. Algunos grupos prefieren cruzar por Chihuahua, otros prefieren por Baja California, y algunos, vislumbran en este país condiciones aptas para buscar un empleo e integrarse ó hacer una pausa para definir el rumbo, otros deciden regresar, al encontrar aquí las mismas condiciones adversas de las cuales desean escapar.
            Solo debo distinguir una diferencia entre el éxodo del pueblo de Israel y el éxodo de nuestros hermanos migrantes; los Israelitas salieron del imperio Egipcio, los centro americanos desean introducirse al imperio Estadounidense., y desconozco, qué papel juega dentro de los individuos el deseo de poseer bienes materiales y homologarse al estilo de vida Norteamericano. Aun así, y –excluyendo de esta opinión, a quienes tienen familia al otro lado de la frontera, y el que huye de su país por la violencia- todo individuo tiene derecho a buscar su porvenir, y a nosotros, los Sonorenses, nos tocó ser el último eslabón de esa lista de territorios que un migrante tiene que recorrer para llegar a Estados Unidos y cumplir ese sueño de vida después de tantas pesadillas vividas.          
            El capitulo treinta y tres del libro de Números, no es otra cosa que el testimonio que Moisés escribió por orden de Yahvé, mencionando los puntos, etapa por etapa, pueblo por pueblo, donde los Israelitas acamparon desde su salida en Ramsés de Egipto hasta llegar a la frontera con Canaán. Aunque la lectura de este capítulo es tediosa, sin duda, la mención responde al agradecimiento por dar asilo para que Israel tuviese un descanso en su largo viaje. ¿Qué papel nos toca a nosotros como un pueblo fronterizo?, no olvidemos que los pacificadores serán llamados hijos de Dios.