Los medios de comunicación tradicionales
son importantes porque expresan noticias y comunicados, informan y distribuyen
noticias influyendo positiva o negativamente en la población, trasmitiendo
ideas que modifican el sentido de ética, creando conciencia o despojándonos de
ella. El desarrollo de la tecnología ha provisto a las sociedades modernas de
medios de comunicación alternativos. Son los grupos de redes sociales y sitios
en internet donde personas, gobiernos y asociaciones, comparten opiniones, anécdotas,
mitos, prejuicios, odios y cualquier situación que pueda ser expresada en videos,
gráficas y textos. Solo en el capitalismo abierto puede entenderse esta
tendencia. La distribución de equipos tecnológicos funcionan como receptores y
emisores para las ideas; computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes, todo
funciona si se está conectado a internet, desde equipos costosos y accesibles para
que la tecnología de la comunicación absorba al mayor número de usuarios.
Es
esta democracia de ideas y consumo lo que construye un pluralismo social, el
cual, nutre de información los medios alternativos; opiniones exactas,
informadas, expresadas por quienes poseen el prestigio convergen en una
plataforma al lado de las opiniones anónimas, voces que afirman y sostienen
posturas sin justificación ni evidencia de hechos. Estos foros virtuales tienen
la capacidad de minimizar la opinión de expertos y maximizar la voz de quien no
sabe. La opinión de “anónimo” puede llegar a tener mayor credibilidad y difusión
en redes sociales que un comunicado de la Secretaria
de Salud en asuntos de contagios e infecciones. Esto sucede porque los
receptores asimilan la información desde un paradigma personal atribuyendo mayor
valor a las opiniones que contribuyen a fortalecer tal paradigma; a la opinión
de “anónimo” se le asigna un valor mayor porque reafirma lo que algunos creían
sobre tal situación o expresa la idea de un modo atrayente; genera morbo y polémica
sin fundamento. La opinión y expresión de instituciones resulta aburrida, su lenguaje
no es comprendido por la masa, y, desde el paradigma de la corrupción
institucional tal opinión no tiene prestigio para ser creída.
Irónicamente
la tecnología y las redes sociales –que debiesen contribuir con la comunicación
social- también provocan absolutismos sociales por los paradigmas de los
receptores. Aquellos individuos afines a cierta tendencia ideológica, política
y religiosa, irán construyendo para sí mismos una red de información que apetezca
y satisfaga su visión; los de tendencia de derecha con fuentes que los fortalezcan
y reafirmen esa postura debilitando el pensamiento de izquierda; caso
contrario, los de izquierda con información que reafirme sus ideas y
desacredite al pensamiento de derecha; lo mismo con la religión y las
creencias; los sectarios contra la institución, los de la institución
contrarios al sectarismo, los ateos con fuentes contra la fe, los de la fe con
fuentes en contra del ateísmo. Toda la red de información de un individuo será construida
con opiniones que lo reafirman. Amigos y familiares quedaran fuera de su red si
resultan opositores a esa visión de su mundo ideal.
Hasta
este punto la distribución de la verdad y el conocimiento se vuelve difícil. La
verdad y la evidencia para ser asimilada deberá embonar con el paradigma de
quien recibe; si esto no es así, el receptor desechara la verdad de un hecho y
la sustituirá con la hipótesis que se acomode a su paradigma. Desde los que
creen que la tierra es plana porque vieron “un video convincente”, los que no
vacunaron a sus hijos porque leyeron que “las vacunas hacen daño” y reavivaron
la viruela, hasta los que desestimaron el Covid-19 y sin tomar medidas trajeron
la catástrofe a sus comunidades. Todo se resume en la irresponsabilidad individual
por no discernir información. El oscurantismo informativo es una realidad. La
verdad y el conocimiento siguen siendo inalcanzables para muchos aunque estén
disponibles y en sus manos, pero ¿cómo sabrá el hombre que no sabe, si se ha
reunido con todos aquellos que le hacen creer lo contrario?.