Estoy
llevando clases de Pensamiento Social Latinoamericano con el Dr. Francisco
Zapata, chileno, catedrático del Colegio de México. En términos generales la
clase expone esta pugna entre la colonización ideológica que el primer mundo
ejerce sobre Latinoamérica y los ideólogos latinoamericanos que buscaron dar
una identidad a nuestros pueblos. En el caso del Perú, Mariategui reinterpretó
el marxismo para llevarlo a la realidad del pueblo indígena, y, en el caso de
México, Gamio, se enfocó en rescatar el pasado indígena de la nación apoyado
por los revolucionarios mexicanos, Carranza y Obregón. A él se le debe el
descubrimiento del templo mayor en la Ciudad de México. Estos descubrimientos
arqueológicos darán a los revolucionarios de México elementos para conceptualizar
ideales a inicios del siglo XX.
En
la reconfiguración de los pueblos como naciones consolidadas la identidad es
importante para dar unidad a los pueblos. En el caso de Latinoamérica, dentro
de cada nación, no siempre existió la idea de ser “un solo pueblo”, más bien se
era un solo territorio y dentro de estos límites se identificaban varios grupos
sociales; indios, hacendados, migrantes, mestizos, criollos, negros,
campesinos, la gente de ciudad.
Poco
a poco, por medio de la educación, nos fuimos identificando como “ciudadanos”
de una misma nación. La educación no fue gratuita desde el nacimiento de la
nación, se fue construyendo y entregando como un derecho social por medio de
cambios pacíficos o violentos. La educación no solo entregó conocimiento, nos
enseño a ser ciudadanos; desde los honores a la bandera, el himno nacional, la
identificación de los héroes de la nación y los límites geográficos de los
Estados. Toda esta historia nos aporta para que entendamos lo que somos:
mexicanos.
En
el mundo contemporáneo entendemos a México como heterogéneo. Dentro del país tenemos
muchas diferencias físicas, lingüísticas, económicas y tecnológicas, pero entre
nosotros nos identificamos como una sola nación. En la religiosidad México
también es diverso, vivimos la libertad de cualquier culto o el ateísmo sin
ninguna mortificación.
La
Iglesia Católica en México es un hito histórico que representa la cosmovisión
de muchos mexicanos, no es simplemente una expresión europea de la cristiandad
sembrada en el país, es más bien “la expresión mexicana del cristianismo” y
esto se ve y se vive en las fiestas de la religiosidad popular. Entonces me
surge la pregunta, ¿somos un grupo religioso o somos también un grupo étnico?. Creo
que visualizarnos como etnia también es válido porque muestra de modo más
tangiblemente lo que somos; una comunidad que se identifica con creencias,
costumbres y tradiciones inculcándolas a sus descendientes. Por lo tanto, es totalmente
natural que sintamos repulsión por aquello que atenta contra los valores que
nos identifican como esa gran etnia social que somos; los católicos de México.
Para
concluir, en la reconfiguración de México para el siglo XXI nos encontramos
ante nuevas pugnas ideológicas y sociales que nos mueven para la construcción
de un nuevo individuo. Como mencione; la educación pública no solo transmite
conocimiento, también construye ciudadanía, ¿Qué clase de ciudadano se
construye por medio de las instituciones públicas?. Sería injusto catequizar al
pueblo de México desde la educación pública y de igual forma, atentar contra
los valores de la catolicidad. ¿Cuáles son las fronteras ideológicas que no
deben ser rebasadas por la educación pública y cómo construir un México para
todos?.