Una mujer acudió con el
sacerdote para exponerle lo que sentía cuando encendía las velas para adorar al
Santísimo. Esta mujer dijo: “en ocasiones, cuando enciendo las velas siento una
explosión espiritual en mí, una emoción, pero en otras ocasiones, en el resto
del año, no siento nada. ¿Qué puedo hacer para mejorar mi condición
espiritual?”. El sacerdote le respondió: “pídele a Dios que mejore tu
condición”. Meses después la mujer regreso y le dijo: “he pedido a Dios que
mejore mi condición espiritual, ahora al encender las velas no siento nada, pero
por la fe y el servicio lo sigo haciendo”. El sacerdote le respondió: “Bien, ha
mejorado tu condición espiritual, ahora haces las cosas por fe y amor al servicio,
ya no las haces por sentimiento y por la emoción que provoca a ti. Tu condición
espiritual es mayor”.
Muchos de nosotros en algún momento no teníamos fe en los
sacramentos porque necesitábamos esa “explosión espiritual” para creer, y,
aunque algunos si la reciben y acuden, después de la emoción se olviden y no
regresan. Dios nos va otorgando a cada uno esas pequeñas teofanías para
invitarnos ó para mostrarnos algo de la fe que no podemos apreciar. Sin
embargo, Dios también quiere que maduremos en la fe y hagamos de nuestro
servicio algo que no esté fincado en meras emociones corporales, sino, en la
confianza de fiarnos de la Palabra de Dios y de sus promesas. No dudemos,
Cristo está presente en el pan.
Para expresar mejor esta idea hare un paralelo entre
antiguo testamento y nuevo testamento. El Tabernáculo era un templo temporal
que Moisés construyo en el desierto mientras Israel era peregrino. El diseño se
basó en el modelo que Dios le mostró en el monte. El templo de Jerusalén fue
una réplica del tabernáculo de Moisés. Este diseño de templo del antiguo testamento contiene un
mensaje teológico que fue entendido por cristianos. El antecedente se aprecia
en el libro del éxodo: "Y sobre la mesa pondrás perpetuamente delante de mí
el pan de la Presencia. Harás también un candelabro de oro puro. Harás de oro
macizo el candelabro, su pie y su tallo. Sus cálices - corolas y flores -
formarán un cuerpo con él. Saldrán seis brazos de sus lados: tres brazos de un
lado y tres del otro". (Éxodo 30:30-32)
El
libro del apocalipsis hace alusiones a estos signos del Tabernáculo de Moisés bajo una visión neo testamentaria, poniendo al
Hijo del hombre –Jesús- en medio de ese candelero: "Me volví a ver qué voz
era la que me hablaba y al volverme, vi siete candeleros de oro, y en medio de
los candeleros como a un Hijo de hombre, vestido de una túnica talar, ceñido al
talle con un ceñidor de oro". (Ap. 1:12,13)
En
el culto del antiguo testamento, dentro del Tabernáculo de Moisés, estaba el
pan de la Presencia y el candelero. En la visión del autor de Apocalipsis, hay
una voz que lo llama y a precia al Hijo del hombre en vez del pan en medio del
candelero, con una túnica talar que es una vestimenta sacerdotal.
Los
elementos en común entre ambas narrativas de distintos pactos son; el Templo, el
pan de la Presencia-Hijo del hombre (Cristo) y la Luz. Estos mismos se
encuentran en nuestros templos; las velas perpetuas del sagrario y el pan de la
Presencia que es Cristo mismo. Confiemos y comamos.