Cuando el pueblo hebreo se adentro en Egipto por causa de la sequia y la hambruna, y pasando los años y las generaciones crecieron multiplicándose en gran número, el faraón se inquieto por ellos y los oprimió, y asesino a sus hijos por temor a que los hebreos fuesen superiores a su pueblo y tomaran el poder. Sin embargo, el pecado del faraón y su hostigamiento a los hebreos provoco lo contrario; la liberación de los hebreos y el nacimiento del pueblo de Israel.
Dios es un experto para sacar cosas buenas de las cosas malas, simplemente meditemos en la crucifixión de Jesús y la mención hecha por san Pablo; “la crucifixión de Cristo provoco la reconciliación con el mundo…”, esto lo dice porque el pecado de Israel en la injusticia contra Jesús –la crucifixión- trajo su muerte pero también su resurrección y nuestra evangelización. Dios se valió del pecado del faraón para propiciar la libertad de los hebreos, del pecado de Israel para llevar la gracia al mundo. Aunque no lo parezca, Dios controla la historia de este mundo.
Hoy como mexicanos vivimos un tiempo que nos trastorna, Donald Trump y sus políticas de hostigamiento nos violentan y nos ofenden, pero ¿Dios podrá sacar algo bueno de todo esto?, ¡claro que si! y solo basta con meditarlo un poco.
El hostigamiento de Trump y sus políticas duras y reacias contra los migrantes latinoamericanos a provocado un discurso social que reacciona en su contra, esto es, un discurso pro migrante en diversas esferas de la sociedad internacional; artistas, políticos, empresarios y redes sociales, se han sumado a favor de los migrantes., esto no lo veíamos años atrás. El drama migrante siempre ha existido y no había sido puesto a discusión con tanta intensidad como en estos tiempos. En la última década el mundo hablaba de los LGBT y el aborto, un tema que acaparaba medios, celebridades y redes sociales, poniendo en jaque a la sociedad y a la Iglesia, parecía que aquello era algo imparable, que la imposición de ese nuevo orden no podía ser detenido con nada hasta que un candidato a la Presidencia dijo: “voy a construir un muro…”. Con Trump esos temas se volvieron secundarios y poco relevantes, en la era “anti-Trump” la víctima es el migrante y la protesta es a favor de los migrantes, “el derecho de los perros" o "el derecho de hombres a usar vestido” ha quedado en un segundo plano. Hoy, el activismo del mundo se ha vuelto menos vano y más social, se habla menos de las "preferencias" y mas de las necesidades.
El pecado de Trump nos obliga abrir los ojos, la injusticia hacia los migrantes ha estado por años, y creo que hoy, Dios nos hace el llamado a obrar la justicia y la piedad tras haberse multiplicado la injusticia y la impiedad. El evangelio no nos llama a manifestar el odio hacia Trump –Dios se opone a toda manifestación de odio- sino que nos llama para obrar el apoyo para los migrantes y los marginados desde nuestra capacidad y limitación, en nuestra comunidad. Como estado fronterizo no podemos quedar ciegos ante esta realidad, los migrantes los tenemos aquí; guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y más, tratando de hacer vida mientras intentan cruzar a E.U. ó regresar a su país. No nos volvamos parte de ese Egipto que margina, ignora y oprime. ¿Tenemos a un Faraón en Washington ó somos nosotros mismos quienes completamos ese Egipto?