Estando en clase con el sacerdote Javier F. Juárez, comentábamos sobre la sabiduría del Rey Salomón, para quienes desconozcan la historia debo decirles que en la juventud del personaje Dios le pregunto: ¿Dime tu deseo y te lo concederé?, Salomón pidió el don de la sabiduría sin interesarse en los bienes terrenales ó el poder, esta petición fue del agrado de Dios y a raíz de este acontecimiento Salomón fue alabado en el mundo antiguo por su gran sabiduría, fue buscado por reyes paganos para recibir consejo convirtiéndose en un pilar de la sabiduría judía e incluso hasta el día de hoy el don de Salomón enriquece al mundo por medio del Cristianismo y otras creencias de base testamentarias.
Lo irónico y decepcionarte de este rey israelita es que siendo joven fue muy elogiado por su sabiduría, pero sus últimos años de vida no fueron ejemplares pues degrado el matrimonio teniendo cientos de concubinas, permitió el culto a dioses paganos alejándose del Dios que tanto amo.
Sin querer juzgar a Salomón y sin especular sobre su destino eterno, creo que su vida es de testimonio para nosotros pues sin importar el cargo dentro de la iglesia ó fuera de ella, todos tenemos debilidades, faltas, momentos de luz y de penumbras, tiempos de mansedumbre y de rebeldía, pero mirando a Salomón pienso: ¿de que nos servirá tener toda la sabiduría y el conocimiento conocido? si aun así hacemos el mal, ó ¿de que servirá conocer los deseos de Dios? si escogemos concientemente aquello que le desagrada, y ¿de que servirá discernir entre el bien y el mal, lo verdadero y lo falso? Si aun así no seguimos lo justo.
No digo con esto que la sabiduría sea un don inútil, el conocimiento y la sabiduría nos instruyen dándonos claridad sobre el bien y el mal, pues el tomar decisiones en la ignorancia solo nos resta libertad porque, ¿cómo podremos decidir si no conocemos? ó ¿qué cosecharemos de lo que ignoramos?. Instruirse da claridad de reflexión creando expectativas del futuro y en base a eso decidimos aunque la lección es personal, ojala usemos este albedrío para reproducir el bien y no para multiplicar el mal, para edificarnos y no para destruirnos.
Salomón por la sabiduría que Dios le concedió pudo instruir a muchos hombres, pero su sabiduría no le sirvió de garantía para concluir su vida lejos de la inmoralidad, pues siendo el mas sabio de todos los hombres termino aprobando la idolatría y el adulterio, ¿Qué garantía podemos tener nosotros?. El personaje de Salomón puede ser una analogía de Israel, el pueblo antiguo llamado para dar luz a las naciones que cayo en decadencia asesinando al Mesías que tanto esperaba y anunciaba, ó analogía de occidente con las naciones cristianas quienes presumían tener al único Dios verdadero y ser poseedores del conocimiento de Cristo, ahora son naciones donde la inmoralidad y el sincretismo se ha reproducido que incluso un extranjero no evangelizado se espanta, pensemos de este modo: Salomón es testimonio para que ningún creyente se confíe.
Ojala aprendamos algo de los errores de Salomón, y recordemos a Jesús refiriéndose a la salvación: “Amar a Dios primero y al prójimo como a uno mismo”, la sabiduría sin amor es hueca, pero quien ama a Dios se interesa por el y de ahí brota sabiduría.
Lo irónico y decepcionarte de este rey israelita es que siendo joven fue muy elogiado por su sabiduría, pero sus últimos años de vida no fueron ejemplares pues degrado el matrimonio teniendo cientos de concubinas, permitió el culto a dioses paganos alejándose del Dios que tanto amo.
Sin querer juzgar a Salomón y sin especular sobre su destino eterno, creo que su vida es de testimonio para nosotros pues sin importar el cargo dentro de la iglesia ó fuera de ella, todos tenemos debilidades, faltas, momentos de luz y de penumbras, tiempos de mansedumbre y de rebeldía, pero mirando a Salomón pienso: ¿de que nos servirá tener toda la sabiduría y el conocimiento conocido? si aun así hacemos el mal, ó ¿de que servirá conocer los deseos de Dios? si escogemos concientemente aquello que le desagrada, y ¿de que servirá discernir entre el bien y el mal, lo verdadero y lo falso? Si aun así no seguimos lo justo.
No digo con esto que la sabiduría sea un don inútil, el conocimiento y la sabiduría nos instruyen dándonos claridad sobre el bien y el mal, pues el tomar decisiones en la ignorancia solo nos resta libertad porque, ¿cómo podremos decidir si no conocemos? ó ¿qué cosecharemos de lo que ignoramos?. Instruirse da claridad de reflexión creando expectativas del futuro y en base a eso decidimos aunque la lección es personal, ojala usemos este albedrío para reproducir el bien y no para multiplicar el mal, para edificarnos y no para destruirnos.
Salomón por la sabiduría que Dios le concedió pudo instruir a muchos hombres, pero su sabiduría no le sirvió de garantía para concluir su vida lejos de la inmoralidad, pues siendo el mas sabio de todos los hombres termino aprobando la idolatría y el adulterio, ¿Qué garantía podemos tener nosotros?. El personaje de Salomón puede ser una analogía de Israel, el pueblo antiguo llamado para dar luz a las naciones que cayo en decadencia asesinando al Mesías que tanto esperaba y anunciaba, ó analogía de occidente con las naciones cristianas quienes presumían tener al único Dios verdadero y ser poseedores del conocimiento de Cristo, ahora son naciones donde la inmoralidad y el sincretismo se ha reproducido que incluso un extranjero no evangelizado se espanta, pensemos de este modo: Salomón es testimonio para que ningún creyente se confíe.
Ojala aprendamos algo de los errores de Salomón, y recordemos a Jesús refiriéndose a la salvación: “Amar a Dios primero y al prójimo como a uno mismo”, la sabiduría sin amor es hueca, pero quien ama a Dios se interesa por el y de ahí brota sabiduría.