En
la conferencia del día 11 de abril, el sub secretario de salud, Hugo López
Gatell, anunció que México está por entrar en la fase III tras el número de
casos confirmados por coronavirus. La fase II se centra en restringir la “movilidad
urbana”, salir lo menos posible a la calle, suspender actividades grupales en
espacios públicos y privados. En la fase III el tema es “el hospital”. Esta
inicia con la revisión de la infraestructura instalada, funcionamiento de los hospitales;
sus instalaciones, sus equipos y la capacitación al personal. Como ciudadanía nuestra
obligación es seguir los protocolos de la fase II. La fase III solo obliga a
las autoridades en salud pública y privada. Los ciudadanos debemos seguir
cumpliendo la fase II, permanecer en casa desinfectando nuestras manos, ropa,
zapatos, evitando las salidas superfluas.
Es
el 12 de abril cuando escribo esta reflexión. Es este día cuando se entrelazan
varios eventos; el domingo de resurrección, el fin de la pascua y el anuncio de
la fase III. En primera meditemos en el origen de la pascua. Esta es una fiesta
judía –celebrada a mediados de abril- que tiene su origen en la liberación de
los hebreos esclavos en Egipto. Moisés como profeta y emisario de Dios anuncia
al faraón el mensaje divino; “deja ir a mi pueblo para que vaya y me adore…”.
En este episodio el fundamento de la libertad es la adoración; la libertad de
culto. Tras la negativa del faraón Moisés anuncia diez plagas, una de ellas
lleva por nombre la muerte de los primogénitos.
Para evitarla se envío la instrucción de marcar con sangre de cordero las
puertas de las casas a razón de ser salvados de la muerte. Esto fue un acto de
fe que conlleva una instrucción para ser librados de la pandemia anunciada con
anticipación por el profeta. Una vez que los hebreos consiguen su liberación,
la tradición judía afirma que los hebreos salieron tan rápido de Egipto que no
tuvieron tiempo para leudar la masa utilizada para elaborar el pan. Esta prisa
y urgencia para salir de la esclavitud recuerda a los judíos que el pan que
celebra el evento debe ser sin levadura.
La
pascua que celebró Jesús fue dentro de ese contexto de creencias judías, ese
pan sin levadura que él consagró lo convirtió en su cuerpo; alimento que nos dará
la vida que no vemos en medio de esta vida que vemos, y conseguirá en nosotros
la reconciliación para vencer esta muerte y resucitar al modo de Jesús.
Si
miramos nuestra realidad, cómo no asociar esta plaga del coronavirus con las
plagas bíblicas. ¿Debimos pintar cruces en nuestras puertas en el domingo de
ramos para evitar así la plaga del coronavirus?. Debemos poner atención a los
relatos bíblicos porque el tema centrar no es “una magia bíblica” desatada por Moisés,
sino la capacidad que tienen los individuos para escuchar a los hombres que
hablan con la Verdad y el conocimiento de los hechos que vienen. En el caso del
relato bíblico es Moisés anunciándole al faraón, en el caso de nosotros, son
las autoridades quienes hablan con verdad y nos advierten la realidad que viene
y que podemos evitar o reducir si por la fe utilizamos la razón para proteger
nuestra salud y nuestra casa. La fe no es una magia, la fe es también fiarse del
que sabe para que construyamos lo mejor.
Esperamos
nuestra liberación. Que Dios nos libre de la rebeldía para que honremos la vida
que Él nos da y aportemos cada uno con ciencia para la salud de todos.