Dado que vivimos en la
era de información, en los tiempos de la democracia y la libertad de expresión,
es de entenderse que muchos grupos utilicen los instrumentos de su época para
defender y convencer de sus posturas. Pero, la historia de la salvación está
marcada por esas diferencias, de una mayoría que desea modificar el credo de
una minoría que intenta ser fiel a Dios en lo oculto y en lo público.
Soy pecador, me
reconozco como tal, la traducción de pecado es injusticia, por más que trate y
luche por no serlo, lo soy, incluso el Apóstol San Juan dice; “Quien diga que
no tiene pecado es un mentiroso…”, el mismo San Pablo concluye que todos los
hombres a la luz de la palabra de Dios están sin merecer el cielo pues ninguno
puede cumplir la totalidad que la ley divina exige, y es así como el Apóstol
afirma que abrazar el perdón por medio del arrepentimiento nos regala el acceso
al cielo, esto como un regalo del Padre pues, como mencioné nadie por méritos
propios merece el cielo, mas, quien enseña los valores del reino de los cielos
y los cumple, será llamado grande en el reino del Padre. Los Apóstoles
entienden claramente que ante la Palabra de Dios ellos mismos también son
débiles y caen, mas no pretenden modificarla la Palabra bajo el argumento de
que ninguno la cumple a cabalidad, parafraseando San Pablo; “por la ley de Dios
sabemos lo que es bueno…”.
Hace poco, me tope en
la red con una asociación que dentro de sus siglas hace uso de la palabra
“católica” y se promueve a favor de “una mejor Iglesia”. Dado que, por
prudencia no mencionare el nombre, leí algo del material de esta organización y
afirmo que sus propuestas van en contra de lo que la Iglesia enseña. Ellos
citan documentos conciliares, estadísticas nacionales para hacer una apología
de su pensamiento, incluso, presentan vídeos donde el personaje que representa
su ideología es mostrado con voz dulce, mientras que el personaje de ideología
católica tradicional es mostrado como voz áspera. Sobre la interpretación de
los concilios, debo decir que, estos deben ser interpretados primero que nada
bajo la enseñanza de los Apóstoles y que cada concilio responde a una realidad
histórica distinta, dentro de los documentos conciliares se encuentra la verdad
dogmática y el lenguaje histórico, que este último, puede ser modificado porque
el lenguaje cambia a través de los siglos, mientras que el dogma y su esencia
no cambia jamás, el concilio solo ratifica lo que la Iglesia siempre ha creído.
Es muy fácil descontextualizar los documentos para perseguir intereses. En
cuestiones de estadísticas y encuestas el grupo muestra el deseo de una gran
feligresía católica mexicana a favor de una sexualidad moderna en contra
posición con la sexualidad solicitada por la Iglesia. No podemos dejar los
valores del Reino de Dios a una votación, por simple analogía; “más del 90% de
los judíos residentes en Jerusalén en el siglo I afirmaban que Jesucristo tras
su muerte no resucitaría, aun así, resucito”. El acierto ó el error no está en
la opinión de las mayorías. El credo incluyendo las enseñanzas integras no
están a votación porque se habla de parte de Dios. Velar por la integridad de
la cátedra presenta un beneficio, san Pablo afirmaba que la ley divina es buena
porque gracias a la ley se ha dado cuenta de lo injusto que puede llegar a ser
y de lo amable que Dios ha sido con nosotros, pues, a pesar de los errores y
debilidades humanas, Dios nos ama por decisión invitándonos a corregir las
faltas.