Aunque Vasconcelos no
es un santo, si es un icono intelectual. Nacido en Oaxaca siendo hijo de un
agente aduanal, la familia tuvo que cambiarse de residencia en varias
ocasiones, por lo que, en 1888 se muda a Sonora para radicar en Sásabe. En su
casa predominaban los valores católicos, tanto que su madre le decía de niño; “si
vienen los indios por ti, tu nada temas, vive con ellos y sírveles, aprende su
lenguaje y háblales de nuestro Señor Jesucristo…”. De alguna ú otra forma esta
doctrina marcaría la historia del pensador Mexicano en la misión de su alma: los
salvajes han de ser redimidos y llevados al orden, a la trascendencia
espiritual por el fruto de las palabras compartidas. De joven pretendió por algún
tiempo a una jovencita que no mostraba interés por él, salvo que, un día la
joven lo busco para estar todo el día con él, precisamente ese mismo día, el
joven Vasconcelos debía presentarse por primera vez a su nuevo empleo, con el
dolor de la responsabilidad acudió al empleo, pues, para el joven, faltar el
primer día a su nuevo trabajo significaba una ruptura con sus planes futuros en
el ámbito profesional. Vasconcelos después distinguiría una superioridad moral
y ética en los hombres que sacrifican sus impulsos a favor del deber, y una
inferioridad humana en aquellos que se corrompen en el poder siguiendo sus
impulsos.
Estando Álvaro Obregón
en la Presidencia, Vasconcelos es nombrado rector de la Universidad Nacional,
dando un manifiesto para la creación de la Secretaria de Educación Pública, convirtiéndose
en un promotor de la lectura en una campaña para alfabetizar al país donde “quien sabía leer debía enseñar a otros” hasta
alcanzar lo más recóndito del país, inspirado en la labor de los misioneros franciscanos
y jesuitas. Se distribuyen en escuelas los clásicos de la literatura, incluso, los
evangelios. Para Vasconcelos la pobreza del pueblo no solo radica en lo
material, sino que, es necesario enriquecerlos en los valores humanos por la
literatura, más allá de la prosperidad prometida por el capitalismo. En el régimen
de Plutarco Elías Calles, Vasconcelos fue candidato a la Presidencia de la
República en las elecciones 1929, en su campaña la gente pagaba para verlo y
con ese dinero se iban a la ciudad próxima hasta recorrer todo el país. El
General Enrique Gorostieta jefe máximo del ejercito cristero invita Vasconcelos
a unirse al movimiento, pero, este se niega respondiendo; "si después de
las elecciones el Presidente Calles no reconoce mi triunfo dé por hecho que
solicitare asilo en su campamento". Dado que existió el temor de que
cristeros y vaconcelistas se unieran por la lucha democrática, la guerra
cristera fue llevada a su fin por una paz promovida por Washington, Gorostieta
es asesinado y el fraude electoral se efectuó imponiéndose la voluntad de
Calles. Fue invitado por muchos a levantarse en armas pero se negó. En agosto
de 1955 en una conferencia a Estudiantes en Monterrey, da el siguiente mensaje;
“El destino de nuestra nación se acoge a vuestras almas. Forjadlo según el albedrío
que es don supremo de la conciencia cristiana. Recordando que en cada caso solo
es fecundo ese albedrío cuando se pone de acuerdo con Dios”.
Días antes de su
muerte, el director de la revista católica “Señal” le hace una entrevista; “¿usted
se ha convertido?”, a lo que responde: “Solo me he reintegrado a la gracia”.
Fallece el 30 de Junio de 1959, siendo el padre Brassard su confesor.