Estas semanas he estado compartiendo parte de
los estudios de judaísmo en los que me he adentrado. Muchos de ustedes se
preguntaran, ¿vale la pena conocer algo de judaísmo siendo que nosotros somos
católicos?, desde mi perspectiva pienso que sí, pues me satisface saber que
muchas de las cosas en las cuales nosotros creemos tienen un antecedente judío
y más cuando el mundo moderno está impregnado de ideales sectarios y el
relativismo.
Entrando al tema, los judíos afirman que la Tora
fue entregada a Moisés en el monte Sinaí de dos formas: de modo oral y de modo
escrito. Según el centro de estudios Judíos Torat Emet el hecho de que una
persona conozca lo expresado en la Tora (los 5 primeros libros de la biblia) no
es garantía de nada, ellos definen que es necesario conocer la interpretación
oral de la Tora, el rabino expresa; “cualquiera puede memorizar textos sagrados
pero es más importante saber cómo aplicarlos”. Lo más interesante es que los
rabinos judíos reconocen que su rabinato esta “incompleto”, porque desde Moisés
se perpetuo una sucesión rabínica que conocía el texto Sagrado y la
interpretación oral que Moisés recibió en el Sinaí hasta la destrucción del
Templo de Jerusalén en el año 70 d.C. cuando los judíos fueron dispersados por
el mundo. Los maestros judíos dan importancia a esta sucesión que se perdió. Según
Torat Emet los rabinos de hoy “no son rabinos” porque perdieron la sucesión desde
Moisés pero se dicen rabinos solo por ser judíos maestros de Tora. No hay una interpretación
definida sino una general, por ejemplo: cuando el judaísmo desea conciliar la
Tora con el mundo moderno, cada rabino de cada sinagoga puede proponer una “takana”
que es un mandamiento pero no es aplicable a todos los judíos, sino que es un
asunto de cada sinagoga, algunos rabinos locales se basan en enseñanzas de
rabinos de renombre ò de mayor influencia aunque no es una obligación. Así el judaísmo
subsiste.
Cuando yo escuchaba al rabino decir todas estas
cosas no podía dejar de pensar en la Iglesia, la sucesión apostólica, la
Escritura y la tradición oral, etc. La Iglesia tiene un pensamiento muy similar
que sin duda lo heredo de los apóstoles que en realidad eran judíos bautizados.
La Iglesia sostiene que el texto sagrado debe ir acompañado de la tradición oral
del mismo, preservamos tal testimonio en la sucesión apostólica ininterrumpida
en los últimos dos mil años. A veces como católicos se nos repite tanto “Obispo
de Roma, sucesor de Pedro” que somos incapaces ya de saborear y disfrutar su
importancia: una enseñanza milenaria que puede ser llevada a un mundo moderno
sin caer al azar de la libre interpretación por aquella promesa de Jesús dada
al Apóstol: “tú eres Pedro, y sobre esta
roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”
(San Mateo 16:18). Solo imaginemos el peso de esta cuestión “el rabino se dice
incompleto” por haber perdido la sucesión desde Moisés que es donde se encuentra
la enseñanza oral. ¿Cuántos bautizados echan en saco roto al sucesor de San
Pedro siendo manipulados por el germen del sectarismo y la libre interpretación?,
estos parecieran judíos que se conforman solo con Abraham y la circuncisión y
no se lamentan por la sucesión en Moisés que se perdió. El rabino se siente
incompleto.
Vale la pena concluir esta reflexión con la
sucesión apostólica para Judas
Iscariote; “Es necesario, pues, que de
estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor
Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan
hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho
testigo con nosotros, de su resurrección. Y señalaron a dos: a José, llamado
Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. Y orando, dijeron: Tú,
Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has
escogido, para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó
Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. Y les echaron suertes, y
la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles”. (Hechos
1:21-26).