Éxodo
32:1-7 “Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, la gente se
congregó alrededor de Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos un dios que vaya
delante de nosotros; en cuanto a este Moisés, el hombre que nos sacó de la
tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y Aarón les dijo: Quitad
los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de
vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo se quitó los pendientes
de oro que tenían en las orejas y los llevaron a Aarón. Y él los tomó de sus
manos y les dio forma con buril, e hizo de ellos un becerro de fundición. Y
ellos dijeron: Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de
Egipto. Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro. Y Aarón
hizo una proclamación diciendo: Mañana será fiesta para el Señor. Y al día
siguiente se levantaron temprano y ofrecieron holocaustos y trajeron ofrendas
de paz; y el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. Entonces
el Señor habló a Moisés: Desciende pronto, porque tu pueblo, que sacaste de la
tierra de Egipto, se ha corrompido”.
En
este pasaje del éxodo Moisés había subido al monte Sinaí para recibir los diez
mandamientos. Como leemos, el pueblo perdió noción de Moisés y se desespero, pero
al tener el amparo del becerro de oro, un ídolo creado por ellos mismos, se regocijo
y se inicio un festín y borrachera. El pueblo había sido liberado de la
esclavitud de Egipto. La mitología egipcia se refiere a la deidad “Apis” como
un bovino que se asociaba a la prosperidad del ganado, quizá este fue el ídolo que
edificaron los israelitas. Si leemos los símbolos en el “becerro de oro”, el
oro es uno de los elementos más apreciados a lo largo de la historia, es símbolo
de fortuna, el bovino es fertilidad, alimento. Este icono elevado a deidad,
represento tras la liberación de la esclavitud, todos los deseos israelitas; fertilidad
y abundancia, que en el fondo es el anheló de todo individuo; una vida resuelta
y sin mortificaciones. “Apis” era un amuleto que no exigía gran cosa, solo un
culto.
En
la sociedad actual muchos bautizados han hecho del “cordero de Dios”, un “cordero
de oro”, esto sería como un Jesús sin cruz, ósea, un Dios sin mandamientos, una
deidad que está para el gran festín de navidad ó semana santa; “el pueblo se
sentó a comer y a beber…”, un Dios al cual podemos acudir para que resuelva
nuestras mortificaciones, un Dios que se queda en el culto y no en nuestra
vida.
Conozco
muchísimas personas que aman a Dios, y que simbólicamente han cubierto a Cristo
de oro y no de espinas, han puesto en El aquello que les gusta y les deleita;
sus ambiciones y necedades, y han quitado de El aquellas espinas que nos duelen;
los mandamientos y la obediencia. Hicieron un Jesús a su conveniencia, y no
quieren soportar si quiera el mínimo malestar de la cruz, dicen; “que sea lo
que Dios quiera…” y terminan haciendo lo que ellos quieren, olvidando los
mandamientos de Dios.
Para
conocer al Cristo de la cruz es necesario estudiar los evangelios, saber que
Dios es un padre amoroso que desea educarnos y que espera de nosotros un
esfuerzo para seguir su enseñanza. Las palabras de Jesús en ocasiones nos duelen
como clavos en la piel, pero si no asesinamos el mal que está en nosotros será
imposible resucitar.