“Yo
y el Padre somos uno”. Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.
Jesús les dijo: “Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por
cuál de esas obras queréis apedrearme?” Le respondieron los judíos: “No
queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú,
siendo hombre, te haces a ti mismo Dios”. Jesús les respondió: “¿No está
escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois?” Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de
Dios - y no puede fallar la Escritura – a aquel a quien el Padre ha santificado
y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy
Hijo de Dios"? (San Juan 10:30-36).
Este dicho “dioses sois” es
motivo de confusión para muchos. Conozco protestantes que están divididos a
causa de este versículo porque unos argumentan que los seres humanos no somos
dioses y otros afirman que sí, estando eternamente divididos por sus
equivocadas interpretaciones.
Sin duda sabemos que el intento
humano de igualarse a Dios es un pecado, desde ese ángulo creer que “somos
dioses” es un error que desata nuestra enemistad contra Dios, que es en
realidad un odio al prójimo. ¿A que se referirá Cristo cuando dice “dioses sois”?.
Jesús ha citado a los fariseos el Salmo 82, del cual cito un fragmento; Yo había
dicho: “¡Vosotros, dioses sois, todos vosotros, hijos del Altísimo!”. Mas
ahora, como el hombre moriréis, como uno solo caeréis, príncipes. ¡Álzate, oh
Dios, juzga a la tierra, pues tú eres el señor de todas las naciones!. El
Salmo anuncia desde la nueva alianza lo que está por suceder en la nueva
alianza, pues, nosotros tras nuestro bautismo nos reconocemos como hijos de Dios
y ciertamente como afirma el salmo: “como
hombres moriremos”.
Benedicto XVI hacer una
reflexión sobre el verso “dioses sois” refiriéndose a que por medio de la Eucaristía
es Cristo mismo quien se encarna en nuestro ser, somos uno con el Señor, en lo físico
y en el Espíritu. “dioses sois” no por nuestros méritos sino por estar unidos a
Jesús, porque Jesús compartió su divinidad con nosotros. Por Cristo accedemos a
la trinidad. Para el judío la Tora es el Verbo de Dios, para nosotros, la Eucaristía
es la encarnación del Verbo. La cercanía con Dios bajo la nueva alianza es hacerse
uno con Dios por Jesús.
Este regalo tan grande que es la
divinidad que hemos recibido lleva consigo la responsabilidad de ejercer tal
obligación. “dioses sois” al modo de Cristo, dado que el pecado es querer ser
dioses para despojar a Dios, recibir su culto y ejercer su dominio sobre el prójimo.
“dioses sois” para encarnar y tomar el papel de Cristo en este mundo, para que
por medio de la obediencia podamos acceder a la resurrección. Ciertamente “dioses
somos” aunque como hombres moriremos, pero, si es que hicimos uso cabal de tal
honor resucitaremos porque Dios al llamarnos hijos suyos también nos ha dado
derecho a tal facultad. “dioses sois” gracias a Cristo.