La semana pasada me invitaron a dar una
exposición en la clase de apologética “en defensa de la fe” que imparte la
maestra Lourdes Reynoso. Semanas antes a la exposición comentaba con la maestra
que deseaba exponer sobre las prefiguras del antiguo testamento, porque, en
muchas de ellas encontramos lo que la Iglesia es.
La prefigura es el texto del antiguo testamento
que delinea la figura de algo mostrándolo anticipadamente. La antigua alianza está
repleta de prefiguras que anuncian a Cristo, por ejemplo, el ofrecimiento que
hace Abraham a Dios en el sacrificio de Isaac y aunque Isaac no muere, el
concepto es “el Padre que entrega a su hijo para el sacrificio…”. Una correlación
de eventos es “la torre de babel” donde Dios confunde el lenguaje humano porque
estos intentan alcanzar el cielo con la obra de sus manos, mientras que, en pentecostés
por medio del Espíritu Santo los discípulos hablan otras lenguas y proclaman el
evangelio. Pentecostés resuelve el conflicto de Babel, la torre es el símbolo del
esfuerzo humano por alcanzar el cielo mientras que la Iglesia nace desde el
cielo y busca a los hombres. Existen muchos otros ejemplos que relacionan el
antiguo testamento con el nuevo.
En aquella exposición comente a los alumnos; “quise
hablar de prefiguras, pero es demasiado, así que solo hablare del sacerdocio de
los judíos como prefigura del sacerdocio de la nueva alianza…”. En la carta a
los hebreos se menciona que las liturgias judías eran solamente “la sombra de
las cosas sobre naturales…”. En este sentido, las celebraciones religiosas de
los judíos eran en si una prefigura de nuestro culto, no olvidemos que la Eucaristía
fue instituida por Jesús en la celebración judía de “la cena pascual”, también,
“Pentecostés” tiene un antecedente hebreo, los diez mandamientos, las doce
tribus de Israel y los doce apóstoles de Cristo, correlacionan las dos
alianzas.
Se le llama “sacerdocio levítico” al ejercido
por los israelitas en la antigua alianza, se llama así por que se estableció sobre
la tribu de Levi. Los sacerdotes oficiaban en el tabernáculo de Moisés
disponiendo las ofrendas y las victimas a sacrificar para borrar el pecado del
pueblo. Es interesante la similitud entre las dos alianzas sobretodo “la
confesión y el sacerdocio” en el antiguo testamento, cito; “Cuando pecare en
alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, y para su expiación
traerá a Dios por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera
o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su
pecado” (Levítico 5:5,6). Otro texto interesante es el de la confesión
comunitaria, el sacerdote imponía sus manos sobre el animal llevando este todas
las transgresiones del pueblo; “Aarón impondrá sus dos manos sobre la cabeza
del animal y confesará sobre él todas las iniquidades y transgresiones de los
israelitas, cualesquiera sean los pecados que hayan cometido, cargándolas sobre
la cabeza del chivo. Entonces lo enviará al desierto por medio de un hombre
designado para ello” (Levítico 16:21).
Hay armonía entre las dos alianzas, recordemos a
Juan el bautista y su afirmación sobre Jesús; “este es el cordero que quita el
pecado del mundo…”, sus palabras tenían relación con la liturgia del templo
hebreo. Hoy, Jesús es cordero y cabeza de los sacerdotes, ha llevado a la
plenitud todo, disponiéndose el mismo como ofrenda en el pan y el vino, dando
poder a sus discípulos para completar la expiación del pecado; “A quienes
perdonéis los pecados, les quedan perdonados…” (San Juan 20:23).