Desde hace años participo en foros
de debate cristiano por medio de internet. En estos espacios virtuales
convergen infinidad de opiniones y creencias. He notado que existen posturas
moderadas y extremas entre no católicos y católicos. El fundamentalismo católico
no es común, pero existe. Sin embargo, debe ponerse en claro que nuestra
Iglesia Católica no es fundamentalista.
Existen verdades de fe que nuestra
Iglesia custodia, pero nadie se salva por conocer ò custodiar la doctrina
correcta, ni tampoco alguien se condena por no tener la plenitud de la fe
transmitida por los apóstoles. La gente se condena por su pecado, por su
corazón no arrepentido y por su falta piedad para con los demás. La piedad es
necesaria para no caer en el fundamentalismo.
Es cierto que, los sectarios mal
interpretan la biblia, pues por su ignorancia la deslindan del contexto y de la
sucesión apostólica. Pero, los fundamentalistas católicos mal interpretan los
Concilios establecidos por esta Iglesia y hacen lecturas incompletas.
Quizá el dogma más mal interpretado
entre ambos fundamentalistas es “fuera de la Iglesia Católica no hay
salvación”, es correcto es un dogma de nuestra Iglesia, pero debe comprenderse
en el contexto que se escribió. El decreto fue usando contra la rebeldía dentro
de la Iglesia y no fuera de ella. Se refiere a los bautizados que habiendo
recibido y conocido la fe de los Apóstoles, reniegan de la misma y abrazan sus
propias doctrinas promoviéndolas como verdades del cristianismo. No habrá
salvación contra aquel que siendo miembro activo del cuerpo de Cristo, lo
destrocé y lo divida por sus herejías. Señala el Catecismo de la Iglesia que:
“esta afirmación no se refiere a los que, sin culpa propia, no conocen a Cristo
y a su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida,
con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo
que les dice su conciencia, pueden conseguir vida la salvación eterna” (CIC 847).
Sobre el protestantismo aclara el
punto 817 del Catecismo; "en esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron
ya desde los primeros tiempos algunas escisiones que el apóstol reprueba
severamente como condenables; y en siglos posteriores surgieron disensiones más
amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión plena con la
Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas partes".
“Tales rupturas lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo (se distingue la
herejía, la apostasía y el cisma)…”. Mencionando en el 818 y 819 que: “Los que
nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas "y son instruidos
en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la
Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos... justificados por la
fe en el bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se
honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de
la Iglesia católica como hermanos en el Señor". Además, "muchos
elementos de santificación y de verdad" existen fuera de los límites
visibles de la Iglesia católica: "la palabra de Dios escrita, la vida de
la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del
Espíritu Santo y los elementos visibles". El Espíritu de Cristo se sirve
de estas Iglesias y comunidades eclesiales como medios de salvación cuya fuerza
viene de la plenitud de gracia y de verdad que Cristo ha confiado a la Iglesia
católica. Todos estos bienes provienen de Cristo y conducen a Él y de por sí
impelen a "la unidad católica".
Es bueno conocer esto para que la
Iglesia Católica no sea injuriada por los ignorantes y sepamos disfrutar sin
temor la libertad que tenemos en nuestro credo, pues nuestro Dios no se cerrara
las puertas de su Reino a los hombres que por la limitación de su entendimiento
ò su cultura están lejos de la Iglesia, pero que buscan de sincero corazón
encontrarse con El.