domingo, 15 de abril de 2018

El evangelio y las elecciones


            Mirando el proceso electoral que actualmente se vive en el país, saltan las propuestas políticas llenas de demagogia, apuestas inverosímiles e inviables que solo persiguen el voto a toda costa. Los candidatos se vuelven “productos milagrosos”, sirven para acabar con la corrupción, la impunidad, la delincuencia, la pobreza, la gripa, el dolor de espalda y el mal de amor.    
            Pero, algunos políticos sin medir su ambición toman para si los valores del evangelio con tal de identificarse con la base votante cristiana, es aquí donde algunos creyentes incautos ceden bajo el fanatismo. Por esto, me daré a la tarea de derribar algunos mitos para no ser católicos incautos.   
            ¿Cuál fue el apóstol que cuestionó las comodidades de Jesús argumentando que era mejor vender eso para ayudar a los pobres?, fue Judas Iscariote, el traidor. El evangelio señala que Judas no estaba interesado en ayudar a los pobres, él administraba el dinero de los discípulos, quería que Jesús vendiese un perfume costoso para robar parte del dinero. Iscariote uso a los pobres de pretexto para robar (S. Juan 12:1-8). ¿Acaso no hay políticos y líderes que usan a los pobres como pretexto para llegar al poder?, ¡claro!. Me gusta que el evangelio toque este tema, los marginados son parte fundamental del evangelio pero atentos, no todo aquel que “habla” a favor del pobre lo hace con buena intención.
            Una enseñanza bíblica es “el que no trabaje que tampoco coma” (2da Tesalonicenses 3:10), no podemos negarlo, esta se escribió en un contexto donde algunos creyentes pudiendo trabajar no lo hacían porque veían con agrado la caridad que recibían de la Iglesia. Hay que saber distinguir entre “un necesitado y un perezoso”, porque los Gobiernos también entregan muchas dádivas a los que pueden valerse por sí mismos y dan facilidades, y esto, en vez de ayudarlos agrava su pereza y desapego por la obligación. No se trata solamente dar por dar para comprar el agrado del pueblo.
            ¿Podemos decir que Jesús estuvo a favor de los oprimidos en todo?. Me parece que Jesús estuvo a favor de lo que es justo y mucho más allá. ¿Qué habrá sentido el pueblo cuando él enseño; “Si te obligan a llevar carga una milla, llévala dos”?, esta actitud no suena a la de un revolucionario, parece que estar a favor del opresor. Estas son enseñanzas escritas en el evangelio de San Mateo (cap. 5, v. 38-48), y son opuestas a la ley del talión “ojo por ojo, diente por diente”. Lo que el evangelio persigue es la reconciliación entre las partes, no una sumisión injusta y sin sentido, advierte la valentía de no resistir al opresor sino de tomar la opresión como protesta; “llévala dos”, solicitando orar por quien nos oprime (v. 44). Un discurso político fincado en la lucha de clases sociales no va de acuerdo con nuestra fé.
            En las enseñanzas de San Pablo, en la carta a Filemón, se expresa como un esclavo, Onésimo, es recuperado por su dueño pero ya no como su propiedad sino como un hermano. Desde esta óptica debiésemos mirar a nuestras autoridades, políticos y poderosos, como hermanos débiles, seducidos por la ambición y el poder, que ejercen su autoridad y posición de un modo injusto. ¿Cómo podemos hacer para que recuperen su alma y que este pueblo camine en senda de justicia?. Si nuestra fé aporta en la construcción de un mejor país, pongamos ese don a trabajar.